miércoles, 1 de febrero de 2012

QUIEN CUIDA SUS COSECHAS DE SEGURO RECOGERÁ LOS MEJORES FRUTOS.

HISTORIAS DE VIDA


Las verdaderas Apoyos que cambian las expectativas sobre el futuro acciones que logran transformar las vidas de los seres humanos son sencillas pero contundentes. Cuando el Gobierno Nacional apoya a un joven que se ha sentido desprotegido por el Estado toda su vida, los cambios en su percepción y en sus esperanzas del mundo que lo rodea son extraordinarios.

Las verdaderas Apoyos que cambian  las expectativas  sobre el futuro acciones que  logran transformar  las vidas de los seres  humanos son sencillas  pero contundentes.  Cuando el Gobierno  Nacional apoya a un  joven que se ha sentido  desprotegido por el  Estado toda su vida, los  cambios en su percepción  y en sus esperanzas del  mundo que lo rodea son extraordinarios.

Apoyos que cambian las expectativas sobre el futuro


Su liderazgo ahora está de la mano de una noble ambición: desea terminar su carrera y crear en corto plazo una fundación para apoyar a niños desplazados por la violencia, de manera que no tengan que sortear las dificultades que él vivió en carne propia.


Este joven está  seguro de que no son los regalos sino la educación la que conseguirán la verdadera, estable y definitiva paz que todos los colombianos anhelamos. Elkin José Espitia González, a sus veinte años de edad, es una de las tantas víctimas del desplazamiento forzado y de la violencia de los grupos armados ilegales que ha azotado muchas regiones de Colombia. Siendo el menor de ocho hermanos, vivía consentido por sus padres en San Pedro de  Urabá, Antioquia, en donde la familia tenía una casa y una finca, y aunque no disfrutaban de grandes comodidades, no les faltaba  nada esencial.



Un día su padre, tal vez por ser amigo del alcalde de entonces, fue amenazado. Hombres armados y encapuchados lo golpearon, hirieron y amenazaron de muerte delante de toda su familia, dándole posteriormente un ultimátum para que abandonara el pueblo luego de asesinar al alcalde. La numerosa familia debió disgregarse  por un tiempo en casa de tíos y amigos, pero finalmente, al cabo de un tiempo todos se reunieron de nuevo en el municipio de Cotorra, Córdoba, y luego viajar a Puerto Escondido, también en Córdoba, en condiciones de unión  pero de pobreza extrema. Educación contra el “no futuro” Su padre siempre fue un convencido de que  la única salida de ese “no futuro” para sus hijos era la educación. Unos sacerdotes le ofrecieron que si se trasladaba a Montería, le ayudarían  con los estudios de algunos de sus hijos. Con esta meta, todos los miembros de la  familia trabajaron en oficios humildes hasta  que lograron ahorrar para comprar un pedazo de tierra en Montería, donde construyeron  una casa de cartón, madera y plásticos, pues las condiciones eran muy difíciles para ellos. Tan dura fue la situación que a sus escasos  nueve años de edad Elkin José iba a la orilla  de un río a lavar carros de dos a diez de la  mañana, luego reciclaba y vendía cartón, y  después regresaba al río a continuar con su  labor de lavado de vehículos de tres de la tarde a diez de la noche. Finalmente, con al apoyo de su familia,  de los sacerdotes y de Acción Social pudo  validar su bachillerato, pero aún no tenía grandes sueños como no fuera comprar una casa a su familia. Por algunos compañeros se enteró que el programa de Acción Social de la Presidencia de la República otorgaba a personas como él un  Incentivo a la Educación Superior, consistente  en un apoyo económico de $530.000 semestrales para estudiar. Este programa se articulaba  con la posibilidad de crédito del ICETEX. La falta de este crédito era el principal  obstáculo para hacer realidad su nuevo sueño de estudiar, pero con sorpresa y alegría se enteró por el mismo ICETEX que uno de sus padres podía ser su codeudor, siempre que no estuviera reportado en las centrales de riesgo crediticio. Más pronto de lo que pensaba ingresó a la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior (CUN) en el programa técnico profesional de Administración de Servicios de Salud, en el que además del apoyo económico y formativo para jóvenes emprendedores de Acción Social, cuenta con un crédito de 100% de la matrícula y un subsidio de $630.000 semestrales otorgados por  el ICETEX para sus desplazamientos, libros,  fotocopias y alimentación. Este apoyo del Estado lo motivó a ser más  participativo y a ejercer con mayor vehemencia su ciudadanía. Hoy es presidente del Consejo Municipal de la Juventud de Montería y  cree que los jóvenes están llamados a participar en las acciones de cambio, por pequeñas  que sean, para mejorar las condiciones de los  menos favorecidos. Devolver oportunidades recibidas.
Su liderazgo ahora está de la mano de una noble ambición: desea terminar su carrera y crearen corto plazo una fundación para apoyar a niños desplazados por la violencia, de manera que no tengan que sortear las dificultades que él vivió en carne propia.

Es de las personas que en cada dificultad ve una oportunidad. Como emprendedor, no se detiene ante los obstáculos. Los problemas los concibe como metas de superación, pero sabe que serán sorteables siempre que existan alternativas de apoyo estatal con base en el esfuerzo propio. Este joven se ha sorprendido de que programas como Acción Social de la Presidencia de la República o entidades como el ICETEX sean tan accesibles y fáciles de aprovechar para quien tiene verdadero interés en progresar por el camino recto. Su dedicación a los estudios, su liderazgo  y su integridad han sido tan notables que los  directivos regionales de Acción Social, a través de una fundación aliada, lo han contratado  para proseguir con el trabajo de apoyo a las  familias en precarias condiciones económicas y situaciones de desplazamiento, de cuyas  bondades él mismo puede dar ejemplo vivo.

Sí se puede
Este joven a sido entrevista por varios medios de comunicaciones dado que su superación  personal a sido incontrolable, como lo  narro en una entrevista realizada por el ICETEX. 
Una de sus frases preferidas es “Sí se puede Y todo para bien”. Siempre que uno tenga un proyecto de vida claro, honrado y pacífico, tendrá las puertas abiertas  a las oportunidades. El Gobierno Nacional sí ayuda, pero muchas  personas no creen que sea cierto. A pesar de que este año recibió uno de los golpes más duros  de su vida con la muerte de su  padre, a quien no pudo cumplir  en vida la promesa de comprar  una casa, piensa que alcanzó a  entender que estaba encaminado  en la senda del progreso, paso a  paso, en un proceso que si bien no es fácil,  está iluminado por las sueños. Elkin José considera que la educación es el  camino más seguro para mejorar de vida, lejos  de otras posibilidades que a la larga terminan  perjudicando a quienes quieren tomar los  caminos fáciles. En este sentido es un convencido de que el esfuerzo diario en pos de una  meta es la única manera de conseguir algo. A mediano plazo aspira estudiar medicina  y posteriormente planea construir una clínica  para niños desplazados por la violencia, en la  que la mejor medicina sean las esperanzas y  las oportunidades.

Su padre siempre fue un convencido de que la única salida de ese “no futuro” para sus hijos era la educación. Unos sacerdotes le ofrecieron que si se trasladaba a Montería, le ayudarían con los estudios de algunos de sus hijos, y como siempre quiso lo mejor para sus amados muchachos no lo pensó dos beses y se marcho a la ciudad, la ciudad que condeno al éxito a algunos de sus hijos en especial a Elkin Espitia su hijo menor.
http://www.icetex.gov.co/portal/Portals/0/comunicaciones/revista/Segunda_edicion.pdf